martes, 5 de agosto de 2008

EL OCASO DEL POPULISMO

Para la causa de la democracia latinoamericana, es una excelente noticia que el fracaso económico y los descalabros políticos estén desacreditando la alternativa del populismo autoritario.

Medellín Publicado el 29 de julio de 2008

Hay un grupo de países constituido por Venezuela, Argentina, Bolivia y Ecuador que, hasta hace poco, parecía ofrecerle a America Latina un modelo alternativo de desarrollo y de inserción en la economía internacional. El grupo carece de una denominación precisa. Sus integrantes se consideran representantes de la izquierda radical, más próxima al marxismo-leninismo que a la social-democracia europea. Son hostiles al libre comercio y a la economía de mercado.
Su postura internacional es anti-occidental, modelo años setenta. Son simpatizantes de las FARC. Los une un vínculo de solidaridad con la Revolución Bolivariana de Venezuela, de la cual los gobernantes amigos recibieron subsidios para sus campañas políticas y obtienen beneficios de distinto orden después de llegar al poder. Esta dependencia le concede a Hugo Chávez una posición de primacía dentro del grupo, así como el privilegio de actuar como su vocero informal.
Gracias a una coyuntura externa favorable y a los precios internacionales de sus principales productos de exportación, petróleo y soya respectivamente, los gobernantes de Venezuela y Argentina tuvieron la ilusión de haber descubierto la piedra filosofal. Echando por la borda las restricciones de la ortodoxia económica, Hugo Chávez y Néstor Kirchner pretendieron lograr la prosperidad de sus países por medio del gasto público y de un intervencionismo estatal desbordado y arbitrario.
A pesar de las diferencias de tamaño, dotación de recursos y nivel de desarrollo relativo, los países que han optado por el populismo autoritario tienen ciertas características en común. En materia económica, tratan de dirigir la producción por medio de un enjambre de controles y subsidios o a través de la proliferación de empresas estatales. Se observa una preferencia revelada por sustituir la economía de mercado por alguna variante del corporativismo o del Socialismo del Siglo XXI.
En materia política, la forma de gobierno tiende a acentuar el centralismo, a sobredimensionar el régimen presidencialista y a estimular el culto a la personalidad. Los gobernantes de este grupo de países coinciden en su aspiración a perpetuarse en el poder. Néstor Kirchner ha encontrado una fórmula expedita para hacerlo: turnándose la presidencia con su esposa, pero ejerciendo el poder tras bambalinas. Hugo Chávez, Rafael Correa y Evo Morales aspiran a lograrlo por medio de reformas constitucionales en beneficio propio.
Los gobiernos de Ecuador y Bolivia tratan de ocultar su incompetencia tensionando las relaciones con Colombia y con Perú. Argentina y Venezuela registran fuga de capitales, desaliento a la inversión, tasas de inflación elevadas y altos niveles de riesgo país. Para la causa de la democracia latinoamericana, es una excelente noticia que el fracaso económico y los descalabros políticos estén desacreditando la alternativa del populismo autoritario.

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