La docencia universitaria no debe tener edad. La Ley Universitaria arrinconó, sólo para las universidades públicas, a sus docentes, quienes deben irse a los 75 años a nutrir la CALIDAD de las universidades privadas, en el mejor de los casos. ¿Cómo están quedando las nuevas generaciones?, que estudian en las universidades públicas sin beber de la sapiencia y ciencia de quienes tienen experiencia científica y el talento para mirar con visión de futuro la preparación de profesionales y científicos para el desarrollo sostenible del país.
Un real despropósito de la Ley que debe corregirse, bajo pena de que el pueblo que no puede pagar una universidad privada, inicie un proceso irreversible de falta de calidad en su educación.
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