jueves, 3 de junio de 2010

NOS ENFRENTAMOS A UNA IDEOLOGÍA TOTALITARIA QUE UTILIZA UN DIOS PARA IMPONER UN PROCESO TOTALITARIO

continuación.....
Por ejemplo, ayer murió un hombre, su nombre era Kfir, era israelí. Ustedes no lo han visto en los informativos, porque éstos estaban llenos de noticias de un hombre llamado Rantisi, de su muerte, de lo que significaba. Pero hoy quiero recordar a Kfir, porque a él no lo va a recordar nadie. Y quiero acordarme de una niña de 11 años, de los niños de murieron en un bar mitzvá, de los que murieron celebrando Pésaj, o sea, de los tantos que mató o mandó a matar Rantisi. A pesar de que en la prensa de Europa, en la prensa de mi país, no existe ninguno de estos niños israelíes, que mueren porque son judíos.

A pesar de ello y a pesar de que solo existe la muerte cuando muere un Rantisi, hoy aquí, precisamente por la memoria que hoy recordamos, quiero homenajear a Kfir, quien murió ayer, con 30 años, por ser judío y luchar por vivir en un Estado con paz y seguridad y por estar en ese Estado porque Europa echó a todos los ciudadanos judíos de su territorio, obligándolos a buscar el amparo de Naciones Unidas. Como dice la frase: “Primero nos dijeron no podéis vivir como judíos entre nosotros. Después nos dijeron no podéis vivir entre nosotros. Y al final dijeron no podéis vivir”. Pero aún están aquí. Por qué son malos tiempos.

En una comida me preguntaron si pensaba que estábamos en momentos previos a la

recreación del nazismo. ¡Qué responsabilidad en la respuesta! Pues me atrevo a decir que sí. No porque se repita la historia, pues la historia nunca se repite. Me atrevo a decir que hoy militamos en el síndrome de Chamberlain, sin asumir ninguna responsabilidad. Militamos en la desmemoria. Y desde la desmemoria viene el olvido, el recelo, renace el prejuicio y se consolida la intolerancia. Hoy no nos enfrentamos al nazismo, a pesar del tipo de la Plaza de Armas que vendía el libro de Hitler. No. Hoy nos enfrentamos a una ideología totalitaria, que sustrae una religión, como en su tiempo se hizo con la mía, que utiliza un dios -pobre Dios, en qué cosas lo ponen- y que intenta a partir de ahí imponer un proceso totalitario en el mundo, que ya ha matado mucho y que seguirá matando más, pues nos ha declarado la guerra.

En el camino, en primera línea, están ustedes. Los judíos son el termómetro de nuestra salud. Cuando el termómetro tiene fiebre, nuestra salud es mala. Hoy el mundo tiene fiebre. Y la fiebre tiene que ver con el fundamentalismo islámico. Esto tiene que ver con una logística económica, política y militar de miles de millones de dólares destinados no a crear niños y ciudadanos libres, sino seres humanos alimentados en la intolerancia y el odio.

Tenemos que conseguir liberar al mundo globalmente y al mundo musulmán de cuatro locos fanáticos perfectamente alimentados económicamente, que lo están secuestrando y en el camino fácilmente podrían decidir destruirlo. Dice Glucksman: “El Islam o consigue parar las locuras de sus milicias, los combatientes de Dios, o habrá llegado a su propio fin”. Hoy nos enfrentamos a esto. No nos equivoquemos. No es una guerra de religiones ni un choque de civilizaciones. Nuestro enemigo no es el otro. No es el que reza, come o viste distinto. Ese es nuestro compañero, nuestro javer. Nuestro enemigo es una ideología totalitaria, profundamente enriquecida, que se ha amparado en estados miembros de la ONU, que ha matado mucho y que nos ha lanzado un reto a la libertad.

Como decía mi padre, yo soy judía ante esto. Cualquier ciudadano con valores es judío ante un antisemita. Pero en Europa están haciendo la siesta y en Chile, haciendo la siesta, si me permiten. En estos días no he visto ningún grado de preocupación por lo que está pasando: Que esto es lejos, que es Chile, pero mataron a 1,200 kilómetros de aquí. La línea del fuego es el mundo. ¿Por qué ocurre lo que ocurre en Europa? Alguien me dijo por qué yo no me preocupo de las víctimas musulmanas que nadie menciona.

No es cierto, le dije: me preocupa el millón de muertos que la guerra integrista ya lleva en Sudán. No he visto manifestaciones en Europa por estas víctimas ni he visto ningún diario preocupado de esto. Porque solo se preocupan cuando están involucrados un Maguen David o las barras y la estrella. A nadie le preocupan los 20 mil muertos que mató Hafez el Asad, los 100,000 del integrismo argelino, las masacres de poblados cristianos en el Líbano, el septiembre negro de Hussein en Jordania.

Entonces, Europa está preocupada solo de lo que hace el gobierno de Israel. E Israel se levanta cada día pidiendo perdón por existir, pero yo no conozco a ningún país en el mundo que haga eso. Y el único país que cada día tiene que pedir perdón por defenderse es Israel. Y es cierto que a veces no nos gusta cómo se defiende. Yo solo pido que haya una crítica y en paralelo sobre las actuaciones terroristas y no solo de lo que hace Israel. Y aquí hoy, que estamos conectados con la muerte y el dolor, se lo debemos a nuestros muertos y nuestros sobrevivientes.

Lo que nos está sucediendo tiene que ver con lo que a ustedes les mató y por el camino nos mató a todos. La muerte del alma humana. Cada niño educado para el odio en una escuela es un trozo de la muerte del alma humana. Cada ciudadano que hace creer que Dios ama la muerte es la muerte misma del alma humana. Y cuando esto se sustenta en los medios de comunicación democráticos, es un trozo de la muerte de la verdad.

Hoy, morir en AMIA, en Bali, en Kenia, en Turquía, en Nueva York, en Atocha y, por supuesto, en Jerusalem tiene que ver con el nihilismo, con el totalitarismo, con la negación de la humanidad, con la destrucción de la belleza y del alma humana. Me decían antes que las personas que denunciamos estas cosas somos valientes. No es así, solo somos responsables. Hoy el mundo tiene que asumir esta responsabilidad y tiene que vencer. Porque vamos a ganar. Hoy quiero hacer una denuncia. Yo conozco muchos palestinos, padres y madres, que tienen pánico a que sus hijos sean fichados por estos locos fanáticos y los conviertan en bombas humanas. El terror socializa. Ellos no son mis enemigos.

Hay muchos ciudadanos islámicos que tienen miedo y que dicen que lo que está pasando es una locura, pero callan. Y conozco intelectuales condenados a muerte.

(*) Escritora y periodista Catalana.

(Diario La Razón, Lima, 30.05.10)

1 comentario:

  1. Buenas tardes,soy militante y me da mucho gusto comunicarme con ud. desde Tacna, mi nombre es Carmen cohaila crcohaila@hotmail.com

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