El periodista Mac Margolis publica un interesante artículo en la revista NEWSWEEK sobre el cambio de mentalidad que ha tenido el mundo frente a la biotecnología agrícola.
“Las naciones pobres están empezando a sacudirse el viejo 'Frankenfood' tabú”, asegura en este especial que muestra la necesidad de enfrentar los retos actuales del sector agrícola con la ayuda de las nuevas tecnologías.
África ha padecido varios flagelos, pero pocos han causado tanto daño como el del virus del estriado del maíz. Propagado por el pequeño insecto Cicadulina mbila, el virus invade a los agricultores de la parte sur del continente, donde decenas de millones de personas dependen del maíz para obtener más de la mitad de sus calorías diarias.
Este virus inicia con discreción: se manifiesta con una pátina de círculos pálidos en la parte inferior de las hojas jóvenes y, si no se trata, puede destruir cosechas enteras. "Usted entra en el campo y siente ganas de llorar", dice Jennifer Thomson, bióloga molecular de Sudáfrica experta en esta peste. "Uno se pregunta para que alguien se toma la molestia de cultivar".
Sin embargo, ahora hay una luz de esperanza para este cultivo y para las personas que dependen de él pues Thomson y colegas investigadores de la Universidad de Ciudad del Cabo se asociaron con Pannar, una empresa de semillas de África, para insertar ADN mutado del propio virus, más otros dos genes, en plantas de maíz sanas con el objetivo de acortar el código reproductivo del virus e inmovilizar la enfermedad.
Los ensayos de invernadero han demostrado que esta nueva variedad de maíz reduce el daño del virus y, en algunos casos, lo para totalmente. Si logra pasar las pruebas de seguridad podría entrar al mercado dentro de cuatro años, convirtiéndose en el primer cultivo genéticamente modificado hecho en África.Eso sería un hito pues, durante años, los agricultores de África y otros países en desarrollo han luchado contra una amplia gama de problemas - desde plagas hasta cambios climáticos-, sin tener la posibilidad de usar todas las herramientas de alta tecnología que tienen las naciones más ricas.
Tabú sobre la modificación genética de cultivos alimentarios
Uno de los grandes obstáculos ha sido el tabú sobre la modificación genética de cultivos alimentarios, inspirado en gran medida por las actitudes en Europa y por una industria agrícola que ha hecho oídos sordos a los problemas de las naciones pobres.
Sin embargo, una serie de crisis recientes está cambiando estas actitudes. El fenómeno de alza en los precios de los alimentos durante el año pasado provocó disturbios en las zonas tropicales dejando como resultado 24 muertos en Camerún y al gobierno haitiano derrocado. Una vez desaparecidos los suministros, el presidente de Filipinas amenazó con pena de cadena perpetua a quienes acapararan arroz.
La crisis financiera agravó al sector agrícola, desangró los ingresos y los créditos del sector sin hacer un impacto en los precios de los alimentos. En un mundo donde casi mil millones de personas pasaron hambre el año pasado -119 millones más que en 2007- y que tendrá una demanda de alimentos que se duplicará a mitad de siglo, el tabú contra los alimentos GM se está desmoronando.
"No cabe duda de la ciencia debe venir al rescate", dice Joachim von Braun, jefe del instituto Internacional de Investigación Sobre Políticas Alimentarias un grupo independiente que siempre ha mantenido una posición muy prudente frente a los GM. "Tenemos que utilizar todos los instrumentos de alta ciencia, ya sea de biotecnología, nanotecnología o simplemente buena agronomía".
El resultado es una segunda ola de cultivos alimentarios GM adaptados a las necesidades de las naciones pobres. Las naciones emergentes se están convirtiendo en el empalme de genes para aumentar el suministro de alimentos y para proteger las cosechas de los estragos del cambio climático, las plagas y los agentes patógenos.
Los nuevos cultivos son la versión más resistente y saludable de los cultivos tradicionales
En Sudáfrica las patatas repelen las polillas, en Brasil las lechugas tiene una dosis más alta de ácido fólico, fuente natural de vitamina B que ayuda al desarrollo neuronal de los bebés y en China variedades de arroz pueden tolerar el calor y la sequía. Por su parte, la India ya utiliza la biotecnología para mejorar los plátanos, repollo, coliflor, maíz, maní y la okra (hortaliza rica en fibra soluble también conocida como gumbo, ají turco, algalia o angelonia).
El Instituto Nacional de agronomía de Brasil, Embrapa, actualmente desmota fríjol negro para ganarle al virus del mosaico que echa a perder hasta el 90 por ciento de las cosechas. En Malasia se trabaja en el fortalecimiento de la papaya contra la devastadora enfermedad de la mancha anular de la papya (papaya ringspot PRSV).
La meta de China es "la seguridad alimentaria", dice el economista de Stanford Scott Rozelle, un experto en la China rural. "Su objetivo es producir suficientes alimentos para el país sin tener que recurrir a las importaciones, y también reducir la pobreza."
Un cambio gradual en las actitudes, los hábitos de los consumidores y las prácticas comerciales han ido deshaciendo las barreras frente a la biotecnología agrícola. En un hecho significativo, los países en desarrollo están a la cabeza: más de 13 millones de agricultores siembran cultivos biotecnológicos en 125 millones de hectáreas a nivel mundial, el triple de la superficie plantada con transgénicos en 2000.
De los 25 países que adoptaron la biotecnología agrícola, 20 son mercados emergentes. Brasil, India y Filipinas cada vez tienen más apoyo del gobierno para esta "revolución genética".
Sudáfrica es ahora el octavo productor más grande del mundo de cultivos biotecnológicos. India es el cuarto más grande productor de algodón transgénico y China es el mayor inversor en biotecnología agrícola después de Estados Unidos. Después de años de tener el freno puesto, en el 2008 Pekín puso en marcha un plan de $ 2.9 millones para desarrollar una línea de cultivos transgénicos durante la próxima década.
Hasta la fecha, el auge del comercio está limitado a algunos cultivos como la soya, canola, maíz amarillo y algodón cuyo destino es principalmente forraje animal o materia prima para biocombustibles, pero el mercado se está redefiniendo.
"Con el crecimiento rápido y significativo de los mercados en Asia, los grandes productores como Brasil y Argentina ya no están obligados a atender a los estrictos requerimentos europeos", afirma June Pearson de la European based Grain and Feed Trade Association, GAFTA.
Extracto del artículo ‘Crops with attitude’, revista Newsweek.
Publicado en marzo 23 de 2009.
Traducido del inglés por AgroBio.Para ver el artículo completo haga clic aqui
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