viernes, 8 de octubre de 2010

PUERTAS ADENTRO Y PUERTAS AFUERA...SOMOS NOSOTROS...!!!

Habemos un grupo en PERÙ POSIBLE que tenemos un colectivo cultural que se llama PUERTAS ADENTRO... SOMOS NOSOTROS...!!! hoy, rebautizaremos nuestro colectivo porque PUERTAS ADENTRO Y PUERTAS AFUERA...SOMOS NOSOTROS...!!! . Porque SOMOS...gracias a personas , notables personajes dirìa yo , como MARIO VARGAS LLOSA quien se une a VALLEJO, ARGUEDAS, MARIÀTEGUI, ALEGRÌA , PALMA, VALDELOMAR... entre otros famosos que han trascendido su espacio vital , sus raices, su geografìa no sòlo en la literatura cuanto en las ciencias, la filosofìa, la tecnologìa, la economìa ...la gastronomìa por decir lo notorio.

Mi base de datos incluye miles de personas entre simpatizantes, dirigentes y militantes del Partido que fundò ALEJANDRO TOLEDO y un grupo de ciudadanos comprometidos con la democracia y en ella con darle a los que menos tienen... las mismas oportunidades de los que màs tienen . El trabajo que realiza nuestro Lìder de lucha contra la pobreza, a travès de su Fundaciòn, con 20 ex-presidentes de Amèrica Latina recorre el mundo y es un orgullo para quienes tenemos como mìstica hacer polìtica para servir a nuestro pròjimo.


Nos complace el artìculo que acaba de escribir Ernesto Alvarez (miembro fundador de PUERTAS ADENTRO...SOMOS NOSOTROS...!!!, que ya lo enviò a peruposible@google.com ) y de la sugerencia que plantea QUE COMPARTIMOS PLENAMENTE , AUNQUE OTROS SERÀN LOS PROMOTORES.


LEÀMOS...!

POR: Ernesto Alvarez Villanueva.

Desde la aparición tremenda de William Faulkner, ningún otro novelista causó tan deslumbrante conmoción en el mundo de la literatura moderna como Mario Vargas Llosa. En efecto, nuestro Premio Nobel ha escrito páginas de una intensidad que notoriamente exceden las posibilidades de cualquier otro autor.

Amadís o Tirante el Blanco deben de estar felices en algún lugar de la ficción al contemplar cómo uno de los suyos se ha corporizado, y de qué manera, en la realidad real, para recibir el Premio Nobel de Literatura 2010.

Mario Vargas Llosa nació siendo un clásico desde los manuscritos de La ciudad y los perros: siempre se pensó a sí mismo como un gran escritor, en el mismo nivel de los que más admira: Gustave Flauvert, William Faulkner. De ambos asimiló creativamente el uso del tiempo y la función del narrador y, en otro plano, la tentación de lo imposible.

El ensayista Luis Harss, autor de Los nuestros, lo entrevistó después de leer La ciudad y los perros y La casa verde, y en su Mario Vargas Llosa o los vasos comunicantes presenta una celebrada semblanza del autor que, aunque cala con acierto en mucho, se equivoca en lo principal: él, Vargas Llosa, era verdaderamente nuestro Joyce y La casa verde nuestro Ulysses.

Después vendría el Premio Rómulo Gallegos, su discurso de aceptación: el magistral La literatura es fuego, Conversación en La Catedral, hechura de un consumado maestro, Carta de batalla por Tirant lo Blanc, que redescubre a Joanot Martorell, y antes Historia de un deicidio, un magistral ensayo sobre García Márquez, escrito para la eternidad.

Mientras tanto su fama, como una galaxia, seguía expandiéndose alrededor del incesante trabajo.

Aquí me detengo. Contradictoriamente me daña aquel día en Madrid, cuando un grupo de adolescentes españoles y peruanos llegábamos jubilosos de la universidad a La Moncloa, para felicitar al joven Mario Vargas Llosa, por la obtención del Premio Biblioteca Breve.

Sólo necesito recordar cuanto vilipendio e infamia recibió el escritor por luchar como un caballero andante, por la defensa de la libertad. El Comercio, Caretas y todos los medios que ahora lo aplauden, le cerraron las puertas, obedientes a los designios de esa dictadura, que, como en el cuento de Borges, merece la gratitud de todos los hombres, porque despertó preciosas lealtades y fue la negra y necesaria ocasión de una empresa inmortal: la creación de Perú Posible.

Allí dejo a Mario Vargas Llosa en mi recuerdo: la noche del 21 de agosto de 1987 en la Plaza San Martín, en aquel fervoroso mitin que se alzó contra el intento de convertir al país en un Perú totalitario.

Alejandro Toledo sigue su ejemplo. ¿lo veremos un día recibiendo el Premio Nobel de la Paz, por su ecuménico trabajo contra la pobreza y a favor de la dignidad de los desheredados del mundo?

Ayudémoslo. Somos leales, seámoslo siempre.

Lima, 8 de octubre del 2010.

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