El oncólogo afirma que sólo con eliminar el tabaco y el alcohol se reducirían los casos en un 30 por ciento
F. FRANCO - VIGO "La revolución biotecnológica, en cuyos albores estamos, puede y debe cambiar sustancialmente el manejo del cáncer en un futuro muy próximo. En verdad, dicho cambio se está produciendo de forma continuada e inexorable". Así valoraba ayer el oncólogo José Ramón Germá Lluch en el Club FARO la evolución en la lucha contra esta enfermedad en una charla que, presentada por el urólogo Eduardo Zungri, apuntaba a ello bajo un título: ¿Se puede curar el cáncer? Los tratamientos más novedosos".
De lo que habló Germá Llluch fue de lo que él define como una carrera que se parece mucho a una competición de marcha, en la que se avanza paso a paso, pero se puede llegar muy lejos. "Uno de cada tres humanos -dijo-- va a padecer un tumor aunque un 65 por ciento como mínimo serán curados. Los tratamientos son mucho más eficaces y en los últimos años han aparecido unos cuantos fármacos extraordinarios".
F. FRANCO - VIGO "La revolución biotecnológica, en cuyos albores estamos, puede y debe cambiar sustancialmente el manejo del cáncer en un futuro muy próximo. En verdad, dicho cambio se está produciendo de forma continuada e inexorable". Así valoraba ayer el oncólogo José Ramón Germá Lluch en el Club FARO la evolución en la lucha contra esta enfermedad en una charla que, presentada por el urólogo Eduardo Zungri, apuntaba a ello bajo un título: ¿Se puede curar el cáncer? Los tratamientos más novedosos".
De lo que habló Germá Llluch fue de lo que él define como una carrera que se parece mucho a una competición de marcha, en la que se avanza paso a paso, pero se puede llegar muy lejos. "Uno de cada tres humanos -dijo-- va a padecer un tumor aunque un 65 por ciento como mínimo serán curados. Los tratamientos son mucho más eficaces y en los últimos años han aparecido unos cuantos fármacos extraordinarios".
El oncólogo comenzó su charla facilitando unas cifras actuales y proyectándolas al 2030 con un reto ante el que se mostró decididamente optimista: ¿conseguiremos reducir aún mucho más su índice de mortalidad? Pero lo que quiso dejar claro en el preámbulo de su charla fue que ningún animal, sea cual fuere su forma, tamaño o condición se ha salvaguardado de tener un cáncer.
"La primera descripción fehaciente de un cáncer –dijo– se remonta a un pez invertebrado que nadaba hace 350 millones de años. Pero lo cierto es que la incidencia de neoplasias en el ser humano ha aumentado radicalmente respecto al resto de los animales y eso tiene que ver con los hábitos tóxicos, dietas incorrectas, infecciones, exposición excesiva al sol... que son principales inductores del cáncer. Tan sólo con eliminar tabaco y alcohol desaparecerían el 30 por ciento de los cánceres. Si yo fuera político invertiría mucho en prevención".
"La dificultad con la que nos encontramos es la heterogeneidad de este tipo de mutaciones, dijo Germá Lluch, que habló en primer lugar de la importancia en esta lucha de la biotecnología para describir luego los grandes cambios de las herramientas terapéuticas, fuera cirugía, radioterapia o medicina personalizada.
Cada vez es más sencillo conocer esas alteraciones genéticas que definen cada tumor, y ese es el gran cambio que según Germá Lluch ha permitido la biotecnología. "Hay una introduccción de medios diagnósticos antes inimaginables", afirmó.
Y han cambiado las herramientas terapéuticas. "Hay, en primer lugar, mucha mayor precisión quirúrgica y es posible que en los próximos años un cirujano pueda, por la simple observación del cambio de color, visualizar la estricta superficie del tumor que tiene que extirpar sin afectar al entorno".
Respecto a los aparatos de radioterapia, comentó que también tenían una precisión mucho mayor y liberaban mucha más cantidad de energía. Y se detuvo especialmente en una tercera herramienta terapéutica. "Podemos diseñar tratamientos específicos para una diana, es decir, selectivos para luchar contra células tumorales concretas, lo que deja atrás la quimioterapia, de efectos más masivos e imprecisos. En el presente están en ensayo 860 sustancias clínicas en el mundo con este fin. Sólo con que funcionaran 15 o 29 estaría contento".
La inhibición selectiva de las metástasis fue otro aspecto al que se refirió el médico. "Tras analizar específicamente cada tumor –comentó– , pronto podremos ver qué tipo de metástasis va a tener con lo que podremos crear dianas específicas".
Respecto a los aparatos de radioterapia, comentó que también tenían una precisión mucho mayor y liberaban mucha más cantidad de energía. Y se detuvo especialmente en una tercera herramienta terapéutica. "Podemos diseñar tratamientos específicos para una diana, es decir, selectivos para luchar contra células tumorales concretas, lo que deja atrás la quimioterapia, de efectos más masivos e imprecisos. En el presente están en ensayo 860 sustancias clínicas en el mundo con este fin. Sólo con que funcionaran 15 o 29 estaría contento".
La inhibición selectiva de las metástasis fue otro aspecto al que se refirió el médico. "Tras analizar específicamente cada tumor –comentó– , pronto podremos ver qué tipo de metástasis va a tener con lo que podremos crear dianas específicas".
Lo que, en síntesis proclama Germá Lluch es que la oncología del tercer milenio se caracteriza por cirugías más económicas pero igual de resolutivas (al asociarse racionalmente con la radioterapia y quimioterapia); una radioterapia administrada con nuevos aceleradores lineales de gran precisión que permiten dosis mayores, mejor orientadas y con menores efectos secundarios; una quimioterapia con fármacos más potentes y mejor tolerados y un nuevo grupo de sustancias que podríamos llamar de diseño o anti-dianas especificas.
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